Presentación del libro `Puio` | Enrique Ponte Ordoqui
Presentación de Puio, una publicación de Enrique Ponte Ordoqui que desvela los secretos del monte Puio.
8 de noviembre de 2022, martes| 19:30
Lugar: Kutxa Kultur Plaza (Tabakalera, 4ª planta). Donostia / San Sebastián
Idioma: castellano
Entrada libre hasta completar el aforo
El monte Puio, cuya presencia domina el ensanche de Amara, ha sido testigo y protagonista a lo largo de la historia de algunos de los episodios más señalados de la vida donostiarra, pero, a pesar de ello, es prácticamente desconocido para la mayor parte de la ciudadanía.
La historia de Puio es larga y azarosa. A lo largo de los últimos ocho siglos, ha acogido desde un caserío de origen gascón hasta, posteriormente, durante las sangrientas guerras carlistas, unos fuertes liberales. En el siglo XIX fue incautado por el Estado a la Comunidad de Religiosas de la Enseñanza de Vergara, pasando a ser propiedad del duque de Bailén y de su mujer, la donostiarra María Dolores Collado. Allí construyeron un “chalet suizo”, en el que la duquesa residía durante los periodos en los que la reina regente veraneaba en el palacio de Ayete.
Tras varios cambios de propiedad de corta duración, en los que el chalet se amplió y transformó en “casa de campo”, Puio fue adquirido por Pedro Ordoqui, indiano que emigró a Argentina en su juventud y donde hizo fortuna. En Puio pasó largos períodos de tiempo, especialmente durante los veranos de aquella Belle Époque donostiarra e instaló, para su mejor accesibilidad, un funicular en la ladera del monte que fue utilizado por la familia unos quince años.
A partir de la Guerra Civil Puio no volvió a estar habitado por sus propietarios de manera habitual. Durante un tiempo fue residencia diplomática de la embajada de un gobierno fascista y, algo más tarde, en Puio fue a morir, circunstancialmente, la fundadora de una congregación religiosa.
En 1988 la “casa de campo” fue devorada por las llamas, y, tras la tramitación de un procedimiento en el que sus ruinas y el parque pasaron a ser de titularidad pública, se instaló por concesión municipal una llamada “Casa de Espiritualidad” que, hoy por hoy, allí permanece.