José Antonio Sistiaga I De rerum natura
Propone una lectura inédita sobre una obra que abarca ocho décadas, cuya referencia casi permanente a la naturaleza, a través de más de cien obras, entre pinturas, obra gráfica y películas, ha servido de hilo conductor.
Una opinión comúnmente encontrada sobre la pintura cuyos corolarios son la ausencia de figuras, la atención dada a la materia pictórica, la intervención del azar, el recurso a la gestualidad —del artista que trabaja con su propio cuerpo— consiste en poner en duda la maestría del artista: «yo también puedo hacer eso». Los retornos a la figuración (sobre el tema del cuerpo) aparecen para reconfirmar la necesidad de la maestría en el dominio del dibujo. De la superación de esa maestría, a través de un largo trabajo sobre sí mismo, comparable al de los caminos de la sabiduría de las filosofías orientales, es de donde procede la pintura de José Antonio Sistiaga.
Las obras aquí presentadas permiten comprender mejor un camino que se origina en el «paisajismo» (pintura de paisaje) así como en un estilo inspirado del impresionismo y que, poco a poco, va buscando una dirección pictórica inédita: una «pintura pura» que cuestiona el principio de la reproducción de la realidad a través de la imagen, ese que convierte el acto de la pintura en una manifestación superior, algo así como una búsqueda del pulso del cosmos. Sin alejarse de la fuente de inspiración que representa la naturaleza, el artista, en cambio, va a inspirarse en sus mecanismos y a explorar su infinidad: «¿La naturaleza se habrá agotado en la imagen?» preguntaba Friedrich Nietzsche en su obra El gay saber, y añadía: «¡Infinita es la menor de las parcelas del mundo!».
El paso hacia el cine pintando directamente sobre película, a partir de 1968, abre la vía hacia una cosmogonía personal, intuitiva y perfectamente imaginaria que evoca los confines de nuestro Universo: de lo infinitamente pequeño (el mundo de las partículas que componen la materia) a lo infinitamente grande (las estrellas, las galaxias…). Más allá de la iconografía inédita que nos proponen las películas de José Antonio Sistiaga, la «máquina» cinematográfica se convierte en una aliada inesperada para un artista que ha buscado siempre representar, a través de la pintura, eso que el filósofo Henri Bergson definía como «lo moviente».
La exposición se articula en 6 salas ordenadas cronológicamente, donde el/la visitante puede apreciar cada una de las etapas creativas del artista, así como la variedad de materiales y técnicas con que trabaja.
Ráfaga, 1970 | Museo Universidad de Navarra
GUÍA DE LA EXPOSICIÓN